
El consumo responsable conforma uno de los ámbitos que menos conocemos como acción política. La esfera de lo comercial, en la cual podemos incidir política y económicamente, representa un espacio para el cambio social si nos preocupamos por estar informados/as sin permitir que la publicidad tergiverse nuestra visión. Estar informados/as significa saber cómo y con qué se produce lo que compramos, quiénes lo hacen y bajo qué condiciones laborales. El deber de estar informado/a significa, por tanto, la posibilidad de modificar favorablemente nuestra calidad de vida. Conocer y cuestionar los costos ocultos que se hallan detrás de los productos que usamos a diario es un deber que tenemos como ciudadanos y ciudadanas.En resumen, ser consumidor/a implica ser prudente, ético y responsable. Comprar puede significar un acto de justicia, dependiendo de la decisión que tomemos.
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